viernes, 24 de julio de 2009

PATINAJE: DOMINIO DE MOVIMIENTO Y PENSAMIENTO EN LA NIÑEZ Y ADOLESCENCIA

Por:
Ana Luisa Molina
Especialista en Psicología del Deporte y Autismo y Presidenta de ADDA- Asociación para el desarrollo deportivo de personas del Espectro Autista.

Muchos tenemos la idea que el patinaje puede ser peligroso, y en efecto lo es, si no se aprende de manera adecuada y no es orientado por un profesional capacitado y con experiencia que nos permita desarrollar nuestras habilidades y destrezas para lograr nuestro máximo rendimiento. Este desarrollo no solo se remite al aspecto deportivo, sino también, en lo referente a nuestra vida integral (cuerpo, mente y alma).

En nuestra experiencia profesional en niños con trastornos del desarrollo hemos comprobado que taller de patinaje es un deporte e instrumento ideal para todas las edades. Esto es posible, siempre y cuando se organice tomando en cuenta una intervención psicodeportiva que posibilite abordar las diferentes áreas del desarrollo que permitan potencializar habilidades y estimular capacidades.

Para este efecto se debe dirigir la enseñanza del patinaje hacia objetivos que busquen desarrollar la técnica deportiva que capacite al deportista a utilizar las variables psicológicas para alcanzar un rendimiento deportivo y psicosocial óptimo.

El patinaje no solo sirve para hacer carreras y exponerse a la rotura de un hueso. Este puede constituirse en la mejor arma para trabajar dominio del movimiento, de la conducta y sociabilización en cualquier persona, no solo de las que presenten trastornos motores, conductuales o sociales.

También es el medio más intenso para trabajar sensorialidad, equilibrio, control postural, reflejos y sobre todo paciencia y acondicionamiento de respuestas adecuadas a la impulsividad, estrés y movimientos estereotipados. Así mismo, es sumamente simple porque si te mueves, apuras o adquiere una postura inadecuada, pierdes el equilibrio y solo queda retomarlo o caer. Las caídas permiten conocer el movimiento para evitar y trabajar la frustración pero sobre todo el control del cuerpo para evitar lesiones.

En las investigaciones encontramos que los deportistas aprenden muy rápido a cuidar su cuerpo, desde pequeños y a controlar la velocidad. En consecuencia, LA IMPULSIVIDAD les enseña a trasladar este conocimiento y habito a su manera de conducirse y de pensar.

En la infancia se obtienen beneficios con esta actividad, en la mejora de su sensorialidad que no solo se limita al sistema vestíbular y propioceptivo, sino que se obtienen beneficios en las capacidades visomotoras, y un equilibrio en las demás áreas.

La experiencia nos ha demostrado que en la adolescencia además de ayudar a la reorientación de conductas y energías, sirve además, para controlar pensamientos y ayuda muchísimo en la superación de retos y logros de metas.

Cuando iniciamos este proyecto enseñamos a niños de 5,10 y 17 años y diseñamos un programa de intervención psicodeportiva para estimular las áreas que requerían estimulación justamente en la niñez, pubertad y adolescencia.

Actualmente, los logros son innumerables: contamos con grupos de chicos TGD que salen a patinar por las calles y en lugares públicos, no se caen, cruzan avenidas, piden permiso cuando hay mucho público. Patinan 1 hora y media aproximadamente, de 2 a 3 kilómetros.

Lo importante y reitero este punto es que el entrenador se preocupe de orientar conductas, generen buenos hábitos posturales y conductuales, estimule lenguaje y conversaciones positivas, enseñe a respetar al prójimo, estimule la cohesión de equipo (los más grandes debes asesorar y ayudar a los más pequeños) ,y que además de una actividad y divertida constituya nuevos retos y experiencias.

Como anécdota deseo compartir que hace unas semanas uno de los padres quiso patinar con nosotros y se compró un par de patines, yo quise utilizar mi método de enseñanza pero él quiso hacerlo solo. Como resultado hubieron muchas caídas y la frustración de su pequeño de 6 años , que en respuesta le sacó 1 cuadra de ventaja haciéndolo desistir .
Parece fácil a simple vista, pero no es así, la técnica de este deporte requiere mucho trabajo de acondicionamiento físico inicial, trabajar el equilibrio, aprender a utilizar los diferentes grupos musculares y dominarlos. Así mismo, trabajar con apoyo hasta que tengamos la seguridad de que la intensidad del movimiento y su velocidad les permitirá avanzar sin peligro.
Al inicio, casi cargamos a los muchachos que presentan alguna discapacidad motora y poco a poco fueron adquiriendo el dominio que les permitió patinar en diferentes superficies sin caer. Todo ello, utilizando el conocimiento y funcionalidad de su cuerpo para movilizarlo eficientemente y no caer, o recobrando en un instante el equilibrio para continuar (algo que no todos podemos hacer en nuestra vida tanto en los movimientos como en los pensamientos).

Cuando practican en la calle nadie se pregunta si los chicos son o no especiales, es imposible darse cuenta, porqué muchas veces los que en un comienzo presentaron algún trastorno han logrado dominar la técnica con mayor precisión que quienes poseen niveles de autoconfianza sobre el nivel adecuado.

En cuanto a la experiencia social, lo que las personas ven es un grupo de patinadores que lo hacen como cualquiera, con más técnica, sin caídas y sin exponerse al peligro. Convirtiéndose en verdaderos modelos a seguir.

No es necesario tener capacidades especiales, algunos patinadores son hipotónicos, otros llegaron pateando y pellizcando actitudes muy características del autismo, otros con intolerancias sociales. Actualmente, no puedo decir que realice una intervención especializada en TGD en el grupo, ahora solo entreno a mi equipo en mejorar su técnica y lograr cada vez alargar el circuito e ir por diferentes lugares ,superando nuestras propias metas.

Es maravilloso verlos en el descanso sentados comiendo plátano y mandarinas en un parque o llegar y guardar su equipo. Realmente, han aprendido a ser amigos, a compartir a pesar de la diferencia de edades, sus muestras de cariños son diferentes de acuerdo con la personalidad de cada uno, sus necesidades como las de cualquiera, cualquiera, requieren un conocimiento implícito, como personas y atletas.

Ya quisiera ver a cualquiera dominar los patines, sin caídas, cruzando terrenos de todo tipo, sorteando multitudes en medio de calles congestionadas de personas y autos.

VIVIENDO EN EL MUNDO COMO CUALQUIERA, CORRECCIÓN ,MEJOR QUE CUALQUIERA.


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